La firma es nuestro nombre y apellido escrito, que a veces acompañamos de un garabato (rúbrica) y que la colocamos al final de un documento con la finalidad de dar la autenticidad al mismo. Va a ser como nuestra huella dactilar.
Cuando diseñamos nuestra firma, tomamos decisiones gráficas que nos resulten agradables y coherentes con nuestros gustos, creando una figura que nos represente racional y emocionalmente, quedándonos con aquella que más nos identifica. Se trata de un proceso creativo donde decidimos cómo hacerla, eligiendo el tamaño apropiado, las formas que nos gustan, si agregar o no detalles que la adornan; en definitiva, la firma es el resultado de un repertorio complejo de decisiones que pueden ser decodificadas neuro-escrituralmente.
Y es por ello que para la Grafología la firma es algo más: es nuestra señal de identidad o marca más genuina, y simboliza el Yo más íntimo ya que nos representa ante los otros y ante nosotros mismos. Habla de nuestra forma de decidir, de pensar y de administrar los recursos que tenemos a disposición. De la autoimagen, las ambiciones, los complejos, los sentimientos de superioridad o inferioridad, el carácter y sus rasgos dominantes… Muestra el plano más personal, a diferencia del texto que simbólicamente expresa el comportamiento a nivel social o profesional, y nos representa haciendo un papel, tantas veces actuando de una forma diferente a la que en verdad somos.
Por ello es siempre deseable hacer un estudio grafológico de firma y texto en conjunto, para no encontrar grandes variaciones en la interpretación. Ambos, firma que simboliza a nuestro “Yo profundo” y texto a nuestro “Yo expresado”, nos van a brindar una perspectiva integral de nuestra personalidad.
Distinguimos dentro de la firma el nombre, como el verdadero Yo, el apellido, como la imagen familiar y/o profesional y la rúbrica que simboliza el marco donde se ubica al yo íntimo.
¿Cómo debe ser la firma de una persona equilibrada?: La firma de alguien equilibrado, evolucionado y maduro debe ser clara, legible y sencilla y con características similares al texto. La concordancia entre firma y texto indica homogeneidad de actitud y comportamiento.